En los Centros Fundación Rafa Nadal trabajamos cada día para que los niños, niñas y adolescentes que atendemos no solo tengan acceso a una educación de calidad y a la práctica deportiva, sino también al acompañamiento emocional que necesitan para crecer de forma equilibrada, segura y feliz.
La salud mental infantil y adolescente es un pilar fundamental de nuestro trabajo. Las emociones complejas que sienten los menores, como la tristeza, la rabia, el miedo o la frustración, no encuentran un espacio donde ser escuchadas, comprendidas y gestionadas. Por eso, en nuestros Centros Fundación Rafa Nadal, contamos con psicólogos especializados que acompañan a los niños, niñas y adolescentes en su día a día, detectando señales de malestar, facilitando herramientas para expresar sus emociones y creando espacios seguros donde puedan abrirse sin miedo.
Sabemos que el deporte no solo fortalece el cuerpo: también es una herramienta poderosísima para mejorar la salud mental. A través de la práctica deportiva, los menores desarrollan habilidades como la resiliencia, el trabajo en equipo, la tolerancia a la frustración y la autoconfianza.

Estas competencias emocionales, combinadas con el trabajo psicosocial, refuerzan su desarrollo integral y les ayudan a construir una imagen positiva de sí mismos.
Espacios seguros para hablar y crecer
En nuestros Centros, los niños y niñas encuentran un lugar donde pueden expresarse con libertad. Uno de los mayores logros de nuestros equipos es que los menores sientan que pueden hablar de cualquier cosa, sin temor a ser juzgados, castigados o ignorados. Este sentimiento de seguridad emocional es la base sobre la que construimos el resto del trabajo.
El acompañamiento que ofrecemos parte de metodologías adaptadas a su etapa evolutiva. A través del juego terapéutico, una herramienta clave en la intervención psicológica con la infancia, nuestros profesionales ayudan a los menores a identificar, nombrar y gestionar lo que sienten.
Una de las dinámicas más utilizadas en nuestros Centros es la de las “Cartas de emociones”. En esta actividad, los niños y niñas sacan una carta con una emoción representada (alegría, rabia, miedo, sorpresa…) y, a través del dibujo de un muñeco, localizan físicamente en qué parte del cuerpo sienten esa emoción.
Por ejemplo, algunos colocan la rabia en el pecho, la alegría en los brazos o la tristeza en la garganta. A partir de ahí, se inicia una conversación con el profesional para explorar el origen de esa emoción y cómo gestionarla.

Este tipo de dinámica pertenece al ámbito de la educación emocional y la terapia corporal emocional, que permite conectar cuerpo y mente de forma consciente.
Otra herramienta que utilizamos es la terapia proyectiva con muñecos, concretamente con figuras de Playmobil.
A través del juego simbólico, los menores representan escenas o situaciones con los muñecos con los que se identifican, proyectando en ellos conflictos, miedos o vivencias personales. Esta técnica permite al profesional observar e interpretar el mundo interno del niño de forma indirecta, respetando su ritmo y facilitando una expresión emocional segura.
También conocida como técnica de juego proyectivo, es especialmente útil para menores que tienen dificultades para expresar lo que sienten con palabras.

Un trabajo diario, silencioso y vital
Nuestros equipos psicosociales trabajan de forma cercana, constante y comprometida con los menores. Observan, escuchan, acompañan. No solo en momentos de crisis, sino también en los pequeños gestos cotidianos que revelan su estado emocional: una mirada, un cambio de humor, una actitud diferente. Porque para nosotros, prevenir también es cuidar.
En la Fundación Rafa Nadal creemos que el bienestar emocional es la base del aprendizaje, del juego y del correcto desarrollo.
Por eso, seguiremos trabajando para que cada niño y niña que pase por nuestros Centros se sienta escuchado, acompañado y capaz de afrontar sus emociones con herramientas sanas y duraderas.
Fuente: https://www.fundacionrafanadal.org/
