En un mensaje firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, con motivo de la Cumbre «AI for Good 2025», celebrada en Ginebra, el Papa reitera la necesidad de una gobernanza global de las nuevas tecnologías. Si bien reconoce su capacidad para realizar tareas con rapidez y eficiencia, el Pontífice enfatiza que no pueden reemplazar el discernimiento moral, ni la riqueza de las relaciones auténticamente humanas.
La humanidad se encuentra hoy en una encrucijada. Por un lado, el potencial de la Inteligencia Artificial, capaz de realizar tareas con una velocidad y eficiencia increíbles. Por otro, su incapacidad para replicar el discernimiento moral y establecer relaciones auténticamente humanas. El camino a seguir es el de la gobernanza global, que guía el desarrollo de nuevas tecnologías respetando valores verdaderamente sociales.
Este es el núcleo del mensaje del Papa León XIV, firmado por el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, con motivo de la Cumbre AI for Good 2025 , organizada en Ginebra por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en colaboración con varias agencias de las Naciones Unidas y con el patrocinio del Gobierno suizo. El evento, repleto de ponencias, paneles, talleres y demostraciones, busca promover soluciones que integren la IA en los desafíos globales del desarrollo.
«Conectando a la familia humana»
El mensaje comienza con la felicitación del Papa por el 160.º aniversario de la fundación de la UIT y por su compromiso constante con la promoción de la cooperación global para llevar los beneficios de las tecnologías de la comunicación a personas de todo el mundo. El reto de conectar a la familia humana a través de los diversos medios disponibles es especialmente crucial en las zonas rurales y de bajos ingresos, donde aproximadamente 2.600 millones de personas aún carecen de acceso a estos sistemas.
La «revolución digital» en marcha
La humanidad se encuentra en una encrucijada, ante el enorme potencial que genera la revolución digital impulsada por la Inteligencia Artificial.
Su impacto es profundo y de gran alcance, escribe el Papa, y afecta a ámbitos como la educación, el trabajo, la salud, la gobernanza, el ejército y las comunicaciones. Esta «transformación trascendental» exige responsabilidad y discernimiento para tender puentes de diálogo, promover la fraternidad y garantizar que la IA siga estando al servicio de toda la humanidad. Las nuevas tecnologías, en constante evolución, son capaces de adaptarse de forma autónoma, tomando decisiones puramente tecnológicas y algorítmicas. Por lo tanto, es esencial considerar las implicaciones antropológicas y éticas de la IA, los valores en juego, así como los deberes y los instrumentos regulatorios necesarios para protegerlos.
Fuente: https://www.vaticannews.va/

