Una de cada tres víctimas de trata es un niño. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito subraya la urgencia de medidas efectivas y coordinadas para combatir este crimen y proteger a los menores
El tráfico de personas es un grave delito y una violación flagrante de los derechos humanos. Cada año, miles de hombres, mujeres, niñas y niños caen en manos de traficantes, tanto en sus propios países como en el extranjero. Casi todos los países del mundo se ven afectados por el tráfico, ya sea como países de origen, tránsito o destino de las víctimas.
El Informe Mundial sobre la Trata de Personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) revela que los niños y niñas tienen el doble de probabilidades que los adultos de sufrir violencia durante la trata. Este alarmante dato subraya la extrema vulnerabilidad de los menores en situaciones de tráfico humano.
Rol de la UNODC y el Protocolo de Palermo
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito actúa como garante de la Convención contra el Crimen Organizado Transnacional y sus Protocolos, asistiendo a los Estados en la implementación del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente mujeres y niños, conocido como el Protocolo de Palermo.
El Protocolo define la trata como la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas mediante la amenaza o el uso de la fuerza, otras formas de coacción, rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluye, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena, otras formas de explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, servidumbre y la extracción de órganos.
Factores que contribuyen a la trata de menores y nuevos peligros
Las causas por las cuales los menores se convierten en blancos de la trata son múltiples. Entre las más comunes se encuentran la pobreza, la falta de apoyo a menores no acompañados en el contexto de flujos migratorios y de refugiados, conflictos armados, familias desestructuradas y la ausencia de cuidados parentales. Estas condiciones crean un entorno propicio para la explotación infantil.
La proliferación de plataformas en línea ha incrementado los riesgos para los menores, quienes frecuentemente acceden a estos sitios sin las protecciones adecuadas. Esto expone a los niños a una variedad de modalidades de trata, incluyendo trabajo forzoso, delincuencia, mendicidad, adopción ilegal, abusos sexuales y explotación sexual.
La urgente necesidad de medidas efectivas
A pesar de los esfuerzos, la lucha contra el tráfico de menores no ha sido efectiva hasta la fecha. Es necesario adoptar medidas integrales y coordinadas a nivel nacional e internacional para proteger a los niños y niñas víctimas de la trata. Los Estados deben priorizar la protección de los menores, reforzar las leyes, mejorar la aplicación de la ley y proporcionar más recursos.
Las medidas preventivas deben enfocarse en atacar las causas profundas de la trata, como la pobreza y la desigualdad. Especial atención debe prestarse al tráfico de menores refugiados no acompañados. Es fundamental fortalecer las redes de protección de la infancia y adaptar la legislación penal para satisfacer mejor las necesidades de los niños.
Fuente: https://www.vaticannews.va/
