Desde hace 30 años, la experta Alessandra Morelli, delegada del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ahora implicada en políticas de educación y sensibilización de los jóvenes, subraya los efectos del reciente atentado en una escuela ugandesa, donde murieron 41 personas, entre ellas 38 alumnos: el yihadismo africano quiere borrar cualquier punto de referencia
Un atentado «cobarde», los responsables «serán llevados ante la justicia». El presidente ugandés, Yoweri Kaguta Museveni, se refirió así al atentado terrorista que dejó 41 muertos, numerosos heridos y un número indeterminado de estudiantes secuestrados en Mpondwe, localidad ugandesa cercana a la frontera con la República Democrática del Congo.
El viernes 16 de junio fue atacada una escuela, cuyo dormitorio fue incendiado. Ayer, domingo 18 de junio, el Papa Francisco rezó por las víctimas de lo que calificó de «ataque brutal».
Un atentado terrorista
La policía local atribuyó el atentado a las Fuerzas Democráticas Aliadas (FAD), un grupo terrorista islamista fundado a finales del siglo pasado en la República Democrática del Congo, que también cuenta con cientos de milicianos activos en Uganda.
En los últimos años, el grupo ha perpetrado varios atentados contra civiles, principalmente en el este del Congo, en los que han muerto cientos de personas.
Hacía muchos años que no atacaba una escuela en Uganda, donde se produjo un dramático precedente en 1998, cuando 80 estudiantes murieron en un incendio provocado en el dormitorio en el que se encontraban.
La cultura en el punto de mira
Lo que está ocurriendo en Uganda puede observarse, por desgracia, en muchas partes de África: una expansión del yihadismo que quiere atacar objetivos cada vez más específicos y simbólicos, como los estudiantes
Así lo afirmó Alessandra Morelli, delegada del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) desde 1992 hasta el 2021, en declaraciones a Radio Vaticano. En efecto subrayó asimismo:
“Las redes islamistas que dialogan entre sí para expandirse en el territorio y difundir su ideología, y esto es exactamente lo que está sucediendo en Uganda”
«África no suele ser noticia, porque lo que ocurre allí no parece desestabilizar la vida cotidiana de otros continentes, y éste – explica – no es el primer atentado en una escuela, pero se habla poco de él. No olvidemos que Boko Haram pretende golpear a la cultura, a quienes quieren hacer a los países más conscientes y más libres a través del estudio. El yihadismo en el Sahel quiere borrar cualquier punto de referencia».
Los desplazados internos
«África está asfixiada por los conflictos internos y la expansión del yihadismo africano repercute en los desplazamientos forzosos. El ACNUR», recuerda el antiguo Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. «Se ha revelado que 108 millones de personas han sido desarraigadas de su territorio y la mayoría de ellas son desplazados internos. Personas que permanecen en su propio país, que no cruzan la frontera internacional. El desplazamiento interno está vinculado, al menos en la mitad de los casos, al terrorismo». De ahí el llamamiento a la comunidad internacional:
“Cualquier estrategia de gestión de las políticas migratorias debe tener en cuenta el tipo de violencia que se produce en el Mediterráneo”
Morelli concluye centrándose en la solución a este tipo de crisis, a saber, «poner la solidaridad en el centro, lo que nos da la dirección correcta sobre cómo gestionar estos conflictos preservando siempre los derechos de las personas». Detrás de las cifras, incluso de las más dramáticas, hay personas. Todo sucede rápidamente, el aumento de los desplazados, la pobreza, la barbarie».
Fuente: https://www.vaticannews.va/