Este tipo de munición ha matado a casi 200 personas en el conflicto entre Kiev y Moscú, y también se utiliza en Myanmar y Siria. Los niños son los que más sufren las consecuencias. Así lo ha dado a conocer la Cluster Munition Coalition, una coalición global de organizaciones no gubernamentales cofundada por Human Rights Watch
En el 2024 las bombas de racimo mataron a 314 personas en todo el mundo, 193 de ellas sólo en Ucrania. Por tercer año consecutivo, Ucrania se confirma como el país con el mayor número de víctimas por el uso de este tipo de municiones: 1.200 desde el inicio de la guerra el 24 de febrero del 2022.
Así se lee en la edición del 2025 del informe Cluster Munition Monitor publicado por la Cluster Munition Coalition, la coalición global de organizaciones no gubernamentales cofundada por Human Rights Watch, que se presentará en Ginebra del 16 al 19 de septiembre en el marco de los trabajos de la 13ª reunión de la Convención de las Naciones Unidas sobre las bombas de racimo.
Las alarmas
Según el informe, durante la guerra en Ucrania, ambas partes han utilizado bombas de racimo, y las lanzadas por Rusia podrían haber sido fabricadas por Corea del Norte y utilizadas también por Pyongyang en operaciones militares conjuntas.
Otros datos
Son 111 los países que forman parte del Tratado, al que en los últimos dos años se han sumado Nigeria y Sudán del Sur, donde se han limpiado más de 100 kilómetros cuadrados de territorio. Sin embargo, la preocupación no disminuye, entre otras cosas porque los artefactos siguen causando heridas o la muerte a civiles. Los más afectados, también por los restos de municiones, son los niños (42%).
El informe también señala que Lituania se retiró de la Convención el 6 de marzo de este año (es la primera vez que esto ocurre), expresando además su intención de abandonar la Convención de Ottawa sobre la prohibición del uso, almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonales, y que las bombas de racimo siguen siendo producidas por 17 Estados, promocionadas y vendidas en todo el mundo en ferias internacionales del sector de la defensa y la seguridad, como la Eurosatory, celebrada en junio del año pasado en París.
El llamamiento para poner fin al sufrimiento
Mark Hiznay, director asociado para crisis, conflictos y armas de Human Rights Watch, y uno de los editores del Cluster Munition Monitor 2025, afirmó que «los civiles de todo el mundo siguen perdiendo la vida y sus miembros a causa de las municiones en racimo, incluso por armas utilizadas hace décadas», aunque «la Convención ha logrado, a lo largo de muchos años, avances significativos en la reducción del sufrimiento humano causado por las municiones en racimo». Y llamó la atención de los gobiernos:
“Deberían actuar ahora para reforzar el estigma contra estas armas indiscriminadas y condenar su uso continuado”
Fuente: https://www.vaticannews.va/
