Casa Betania, el hogar para jóvenes migrantes y refugiados solicitantes de asilo de La Fundación La Merced Migraciones en Málaga, ha propiciado la presentación en la diócesis de la Memoria Anual 2024 de esta entidad nacional bajo el título “Un hogar, una esperanza”. Por esta casa, de 15 plazas, pasaron el año pasado 37 chicos que ven ahora mucho más fácil su integración en la sociedad española, como Mouhamed.
«La inmigración no trae delincuencia al país. A más inmigración, menos delincuencia. Eso está demostrado en todos los países de acogida»
Casa Betania acoge a jóvenes solicitantes de asilo en su casa situada en el centro de Málaga. Este hogar nació en 2023 y en él se ofrece un espacio seguro y una familia abierta a jóvenes solicitantes de asilo, entre 18 y 25 años, asignados por el Ministerio de Inclusión. Se encuentra ubicada en una vivienda cedida por las Religiosas Esclavas del Divino Corazón en la plaza de las Flores (en pleno centro de la capital). Junto a los muchachos trabajan un equipo de educadores que los acompañan para vivir su proceso de inclusión, y a los que apoyan numerosos voluntarios.
La Fundación La Merced Migraciones, que lleva adelante este proyecto, ha elegido, por su importancia, la ciudad de Málaga para presentar su Memoria de 2024, así como para favorecer el conocimiento y colaboración de los malagueños respecto a su misión, la más cercana, en esta casa.
La Memoria recoge los principales hitos, proyectos y testimonios del trabajo realizado durante el último año en favor de las personas migrantes y refugiadas. En el trabajo de esta fundación está la base de ser «conscientes de la importancia de generar espacios de encuentro y de visibilizar las realidades migratorias». En la convocatoria pública han agradecido la atención, colaboración y cariño depositado en la labor que realizan, «estamos convencidos de que esta memoria es también una herramienta para seguir construyendo una sociedad más justa, inclusiva y esperanzadora», afirman.
La memoria ha sido presentada en el Colegio Sagrado Corazón Bachillerato, parte del cual, perteneciente al antiguo noviciado de las Esclavas del Divino Corazón, constituye las dependencias de esta casa. En representación del trabajo realizado han participado Luis Callejas, Mercedario Director de la Fundación; Irene del Río, Superiora de Religiosas del Divino Corazón de Málaga; Sara García y Michel Bustillo, educadores sociales de la casa de Málaga; Elisa García, voluntaria y profesora de la Universidad de Málaga, y Mouhamed Diop, joven beneficiario de la Casa Betania, quien afirma que «esta es más que una casa acogida, es un hogar donde nos sentimos apoyados y motivados para seguir adelante. Yo personalmente he sido uno de los afortunados que ha podido aprovechar al máximo las oportunidades que se ofrecen en la Fundación La Merced. Pero he visto como muchos de mis compañeros también lo han logrado y superado sus desafíos y alcanzado sus objetivos, desde encontrar un trabajo estable hasta reconstruir sus vidas».
En la memoria, La Merced Migraciones ha compartido las principales cifras de su trabajo, tras las cuales hay miles de rostros: voluntarios, personas acompañadas, donantes, trabajadores, religiosos y religiosas…
En 2024, esta fundación contaba con 1.159 personas atendidas en el área de empleo, 517 personas atendidas en el área de integración y 533 personas insertadas laboralmente. Cuentan con 178 plazas en recursos de acogida y 22 pisos. Contando los frutos del 2024, en Málaga han pasado 37 personas acogidas por Casa Betania, pero también tienen casas de acogida residencial en Valladolid, donde han pasado este año 51 personas; en Herencia, donde han pasado 13, y Madrid, 262.
Un 88’5% de sus ingresos es de financiación pública, un 10,2% de financiación privada y un 1,3% de donaciones. Estos fondos dan un fruto destacable. Por ejemplo, en el programa reincorpora llevado a cabo por esta fundación, de las 105 personas participantes en 2024, 46 consiguieron un empleo.
LAS VOCES
Luis Callejas ha dado su agradecimiento a las religiosas Esclavas del Divino Corazón y a los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (dehonianos), ya que ambas congregaciones han aportado el sostén necesario para materializar la Casa Betania y su continuidad en Casa San Juan, esta segunda para aquellos jóvenes que cuyo proceso excede el tiempo permitido en la primera o que, por sus circunstancias concretas, no tienen acceso a la misma. En Casa Betania no conciben el «no» como respuesta a la necesidad. Por eso, los dehonianos, que sirven en la parroquia de San Antonio de Padua, se han sentido llamados, al conocer la labor de Betania, a ser también ellos “comunidad acogedora y misionera” y ofrecerse a acompañar sus procesos, con la colaboración de La Merced Migraciones, la continua relación con casa Betania e, incluso, el apoyo de algunos chicos anteriormente acogidos en la Casa que ahora actúan como monitores de los residentes en Casa San Juan.
Luis ha expresado que «este proyecto no tendría sentido si no es también de la mano de las religiosas que están en esta comunidad, en este colegio de las Esclavas, porque pusieron a disposición todo lo que tenían y más. El proyecto de acogida a personas refugiadas de 15 plazas denominado Casa Betania es el comienzo de este proyecto ilusionante que ha ido calando muy profundamente en la idiosicracia de Málaga,y que, partiendo de algo muy pequeñito, se ha ido haciendo muy conocido y ahí está la labor del día a día, de la implicación de tantos voluntarios, también de los trabajadores, que ha logrado que este proyecto pase de ser algo pequeñito y desconocido a ser un proyecto también referente de la ciudad de Málaga. También los dehonianos han posibilitado ese salto: la tercera pata del banco, ya que nos cedieron una parte también de una casa, próxima a su comunidad, y que es una casa donde aquellos casos en los que se les deniega el asilo, aquellos casos también que encontramos que necesitan una respuesta inmediata de alojamiento, encuentran ahí atención gracias a la implicación de la comunidad de los dehonianos y la parroquia que ellos llevan».
Michel Bustillo ha explicado que «Casa Betania tiene ese toque de hogar, de calor, de familia, que tiene la Betania de Jesús con su amigo Lázaro. Es un espacio de seguridad, de confianza, un lugar donde los amigos se juntan, descansan, una parada en el camino sosegada. Por ahí vamos nosotros. Eso es Casa Betania».
Irene del Río, superiora de la comunidad de Esclavas del Divino Corazón, ha explicado que para la comunidad y el colegio de las Esclavas, anexo a Casa Betania, esta es «una bendición. Es como una ventana. De hecho, nosotros nos vemos por las ventanas. Nuestra comunidad es la que está justo enfrente del patio. Y esta casa es una ventana de evangelio para las religiosas que estamos aquí. De Evangelio en el sentido de esa realidad del mundo, de esa orilla del dolor, donde habitan tantas personas, y también porque cada «niño» de los que se encuentran aquí es ventana de esperanza, por lo que tiene de lucha, de amor a la vida, de resistencia, de valentía. También está siendo muy valioso para el colegio de Bachillerato, porque nuestros alumnos están decidiendo sus vidas, vocaciones, y establecer contacto, lo que intentamos que sea cada vez más, con Betania, les brinda la posibilidad de mirar a los ojos a la misma altura, conocer el nombre, de estos muchachos. Otra ventana de que somos una misma humanidad y tenemos la posibilidad de estrecharnos cada vez más».
La voluntaria Elisa García viene colaborando con Casa Betania y Casa San Juan desde el primer momento. Ella pertenece a la CVX de Málaga y reconoce la excelente labor de los profesionales que trabajan en ambas casas y de los chicos, que ponen todo de su parte, pero sin el voluntariado, ha expresado, «difícilmente estos proyectos de inclusión social se pueden llevar a cabo». Elisa ha compartido los frutos que ella misma recoge de su compromiso, que nace del sabernos humanos y hermanos unos de otros. «¿Cómo no ir a cocinar cualquier día a Betania si eso no es una carga, sino una fiesta, con la oportunidad de disfrutar con los chavales haciendo de comer?, ¿cómo no hacer una asamblea en Casa San Juan para darse cuenta de que el diálogo es un soporte fantástico para la buena convivencia y para hacer hogar y familia?, ¿o cómo no atender una llamada de los educadores sociales pidiendo que acompañes a alguien a comisaría, si ahí te vas dando cuenta de la cantidad de obstáculos que tienen estos jóvenes, que para mí todavía son chiquitos (son mucho más jóvenes que mis hijas, para ir lidiando con todos los obstáculos que le pone la administración? y ¿cómo no acudir a la llamada de ir a acompañar a un chico al hospital cuando ves que ese chico no tiene a su madre cerca? Casa Betania y Casa San Juan son lugar de encuentro de un voluntariado alegre, una casa feliz, de hogar, de familia, donde todos colaboramos. Y pido La Fundacion La Merced que cuide mucho a sus trabajadores, porque hacen un trabajo excelente».
Al término de la presentación, Elisa, como catedrática de la Facultad de Derecho de Málaga, experta en Migración, Extranjería y Delincuencia, ha respondido a las preguntas de los presentes sobre la criminalización de los migrantes. «La inmigración no trae delincuencia al país. A más inmigración, menos delincuencia. Eso está demostrado en todos los países de acogida. Ahora bien, si eso es cierto, también es cierto que cuando la población inmigrante llega y se asienta en un contexto social de acogida, hay que ver cuáles son esos elementos de acogida. Si los elementos de acogida son como Casa Betania, yo te digo que la delincuencia va a ser cero. Si el modelo de acogida es otro, y no voy a poner nombre, ni de otras organizaciones que se dedican a dar solamente techo y comida sin ningún tipo de acompañamiento a estos chicos, pues puede ser que la juventud, la necesidad, el aburrimiento y la tensión con el entorno, pueda derivar en delincuencia. ¿Esto es problema de la inmigración? No, es problema del contexto social de acogida. En la inmigración siempre hay dos partes, el que inmigra y el que recibe. El que inmigra no es delincuente, pero en el contexto en el que se le recibimos podemos hacer que esta población pueda participar más o menos de la delincuencia».
Fuente: https://www.diocesismalaga.es/
