El Ejecutivo de la nación, en medio de los escándalos de corrupción, ha anunciado un concurso internacional de ideas por un importe de 4.000.000 euros para modificar los imponentes monumentos del Valle de los Caídos, una medida que ha sido criticada por el Arzobispado de Madrid por no haberle consultado previamente ciertas cuestiones y pormenores relacionados con el significado de los espacios y el respeto de la sensibilidad religiosa
El Gobierno central de España ha anunciado en medio de los escándalos de corrupción un concurso internacional de ideas para modificar el Valle de los Caídos. Lo ha hecho sin contar con la opinión de la Iglesia, según ha lamentado el Arzobispado de Madrid, al considerar que la medida, para la que el Ejecutivo de la nación destinará cuatro millones de euros, no le ha sido consultada previamente en relación con ciertas cuestiones y pormenores sobre el significado del también conocido como “Cuelgamuros” y el respeto de la sensibilidad religiosa de sus espacios.
La idea del Estado, cuyo montante total asciende, según el anuncio hecho por el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, a los 30 millones de euros -los 26 restantes serían para la ejecución de la obra en sí-, es “resignificar el conjunto monumental, con la ejecución de un centro de interpretación con la versión marxista de la obra del monumento, un museo, y la restauración de algunos de sus elementos”. El Gobierno de Pedro Sánchez ha argumentado que el “Cuelgamuros” es “un lugar de memoria histórica complicado” y de ahí que todas las medidas anunciadas las ejecutará un equipo multidisciplinar que garantice y asegure “los valores y principios constitucionales”. No parece que vaya a contar sin embargo con quienes más han estudiado el monumento, Alberto Bárcenas o Pablo Linares, que sostienen con los documentos que obran en el archivo del Valle, que los presos fueron voluntariamente a trabajar a la obra del Valle de los Caídos porque tenían una paga y redimían más días de condena.
El Estado ha asegurado que la cruz “no desaparecerá ni se cambiará de lugar en caso alguno” y también se ha comprometido a que la comunidad benedictina que hay en el Valle de los Caídos seguirá donde está. Aún así, el Arzobispado de Madrid ha mostrado su malestar por la situación y ha aclarado que “la Iglesia no ha sido en momento alguno proclive a que haya una modificación del Valle de los Caídos”.
La autoridad eclesiástica ha recordado además que el intercambio de notas “pro memoria” de las encuentros mantenidos en Roma entre el Gobierno de España y la Santa Sede “ha sentado unos principios que se deben respetar”. En primer lugar, “se debe mantener la basílica donde se celebra la Eucaristía así como sus signos litúrgicos y religiosos” de modo que las intervenciones que se vayan a ejecutar de carácter artístico y museográfico “deberán garantizar el destino litúrgico y cultural de estos espacios, respetando las capillas y los símbolos religiosos que hay en ellas”. Igualmente “debe mantenerse el acceso independiente desde la entrada principal exterior de la basílica hasta el lugar en que se celebran los sacramentos, así como la hospedería y la escolanía”.
Este concurso de ideas criticado por el Arzobispado se traducirá en 60.000 euros para cada uno de los 10 finalistas, además de otros 60.500 al ganador. Después se evaluará el proyecto y se licitarán las obras con el objetivo de que comiencen a final de 2026.
